La cruz no tiene sentido sin un camino espiritual. La cruz no tiene sentido para quien sólo confía en la eficacia material, en los programas técnicos, en los proyectos sociales.
No tiene sentido para quien no quiere dedicar tiempo y espacio a la vida interior, para quien sostiene que los problemas humanos pueden resolverse sin tener en cuenta al hombre, su libertad, su corazón.
La cruz no dice nada, incluso es un obstáculo y crea dificultades, a quien no sabe abrirse al ministerio, a quien no acepta la sabiduría que viene de arriba, a quien no respeta los tiempos largos y pacientes en que se despliega la acción de Dios, a quien pretende que el amor de Dios responda a los deseos humanos de forma rápida, inmediata, súbita, sin dilaciones y superficialidad.
La cruz constituye un obstáculo para quien no tiene el coraje de desprenderse de sí mismo y ponerse en manos del Padre. La carencia de profundas actitudes espirituales tiende a vaciar de contenido el mensaje de la cruz.
Cardenal Martini